Investigación del equipo japonés propone tratamiento innovador para enfermedades raras de la piel mediante trasplante de tejido cutáneo sano
Un reciente estudio de la Universidad de Nagoya en Japón, abre un horizonte esperanzador para pacientes que padecen ciertas enfermedades dermatológicas poco comunes, especificamente la epidermólisis ictiosiforme (EI) y la ictiosis con confeti (IWC). Estos trastornos se caracterizan por mutaciones genéticas que debilitan la integridad de la piel, ocasionando fácilmente la aparición de ampollas y placas escamosas gruesas.
La técnica, que previamente se ha aplicado en casos de quemaduras graves, consiste en trasplantar fragmentos de piel genéticamente saludable a las zonas inflamadas. El enfoque innovador aprovecha la capacidad de autocorreción genética que se observa en estos pacientes, donde ciertas zonas de piel reverte a un estado saludable gracias a la recombinación somática revertida, corrigiendo las mutaciones causantes de la enfermedad.
El equipo, liderado por la profesora asociada Kana Tanahashi y los profesores Masashi Akiyama y Takuya Takeichi, ha puesto en práctica este mecanismo natural para desarrollar un tratamiento revolucionario. Elaboraron autoinjertos de epidermis cultivada (CEA) a partir de queratinocitos epidermales revertidos, y al trasplantarlos en las zonas problemáticas, lograron controlar los brotes del trastorno cutáneo.
En el seguimiento de su aplicación, a las cuatro semanas de haber realizado el trasplante, dos de los pacientes tratados presentaron una ausencia completa de síntomas de ictiosis en la zona injertada. Sin embargo, a las 24 semanas, los pacientes experimentaron cierta recurrencia en los sitios tratados, aunque de menor gravedad que antes del tratamiento. Los investigadores concluyen que dicha técnica podría utilizarse especialmente para aliviar manifestaciones severas y tratar síntomas locales de EI que afectan de manera significativa la calidad de vida del paciente.
Esta investigación destaca como un avance clave, demostrando que es posible aprovechar mecanismos de corrección genética del propio cuerpo para tratar ciertas enfermedades de la piel. Esto podría incentivar la realización de futuros estudios y ensayos clínicos que refinen dicho abordaje terapéutico, incrementando las probabilidades de mejorar la vida de quienes enfrentan estos desafiantes trastornos dermatológicos.
Este tipo de iniciativas de investigación, apoyadas por instituciones de prestigio como la Universidad de Nagoya, subrayan la importancia de la ciencia en la búsqueda de soluciones para condiciones de salud poco frecuentes pero altamente impactantes en quienes las padecen. En un campo donde las opciones terapéuticas son limitadas, tales descubrimientos no sólo son prometedores desde el punto de vista clínico, sino que representan una luz de esperanza para el mejoramiento de la atención y calidad de vida de las personas afectadas.
Fuente: www.sciencedaily.com
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