Los pliegues nasolabiales, conocidos comúnmente como surcos nasogenianos, se presentan en el rostro extendiéndose desde ambos lados de la nariz hacia las comisuras de la boca. Estas líneas, que pueden variar en profundidad y longitud, representan un signo común del proceso de envejecimiento, aunque diversos factores contribuyen a su aparición.
Estudios recientes enfatizan que el envejecimiento facial no es uniforme, mostrando variaciones en firmeza y grosor del tejido en diferentes áreas. La piel y los tejidos conectivos pueden perder elasticidad, lo que implica una mayor predisposición al descolgamiento. En particular, la región de los pliegues nasolabiales tiende a presentar cambios notables debido a su composición y la dinámica muscular subyacente.
El envejecimiento provoca una disminución de la grasa subcutánea y una mayor flacidez en la piel, lo que potencia el aspecto de estas líneas, especialmente mientras realizamos expresiones faciales. Además, la anatomía muscular propia de la región perioral, con músculos como el elevador del labio superior y el músculo cigomático, tiende a agravar las líneas nasolabiales con cada sonrisa y gesto, grabando gradualmente estas marcas en la piel.
Avances en tratamientos con hilos tensores
Aunque tradicionalmente se han utilizado distintas técnicas como implantes o inyecciones de ácido hialurónico para combatir los signos del envejecimiento en esta región, la innovación ha traído consigo métodos menos invasivos y con menor riesgo de efectos secundarios. Uno de los avances más prometedores en este campo es el uso de hilos tensores.
La técnica de hilos tensores aplica suturas absorbibles que, a través de su inserción estratégica en la piel, permiten un efecto lifting sin la necesidad de cirugía. Además de proporcionar un soporte inmediato, estimulan la producción natural de colágeno, mejorando la firmeza y la elasticidad de la piel a largo plazo.
El procedimiento, que debe ser realizado por profesionales calificados, tiene como objetivo reposicionar tejidos y reducir la profundidad de los surcos nasogenianos, atendiendo a las necesidades individuales de cada paciente y a las características específicas de sus tejidos.
Anatómicamente se han identificado estructuras críticas en la región facial, como la arteria facial y ramos asociados, que deben ser preservados durante cualquier intervención para evitar complicaciones. Un adecuado conocimiento de estos detalles anatómicos es crucial para garantizar el éxito y la seguridad en la aplicación de los hilos tensores.
Las clínicas especializadas cumplen con todos los estándares necesarios para la realización de estos procedimientos, ofreciendo soluciones personalizadas a sus pacientes basadas en las más recientes metodologías y avances científicos.
Fuente: www.ncbi.nlm.nih.gov
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