La insuficiencia venosa crónica (IVC) es uno de los problemas médicos más comunes, con costos de cuidado de la salud en los Estados Unidos que superan los mil millones de dólares anuales por las úlceras venosas relacionadas. La patología subyacente de la IVC es la hipertensión venosa de las extremidades inferiores, la cual puede conducir a una variedad de problemas clínicos, incluyendo dolor, venas dilatadas o varices, hinchazón, edema, cambios en la piel y ulceraciones.
Si bien las úlceras asociadas con la IVC afectan hasta un 1% de la población, las manifestaciones menos graves, como las varices, tienen una prevalencia del 2 al 56% en todo el mundo. A pesar de que millones de individuos buscan atención médica anualmente por razones estéticas, el tratamiento de varices sintomáticas también se justifica por motivos que van más allá de la apariencia.
Factores de riesgo y manifestaciones clínicas
Los factores de riesgo asociados con la IVC y las varices incluyen la edad avanzada, el género femenino, haber tenido múltiples embarazos y ciertas ocupaciones que predisponen a una mayor incidencia de esta enfermedad. Además, los síntomas pueden incluir sensación de pesadez en las piernas, fatiga, edema e hiperpigmentación de la piel.
Para comparar la enfermedad venosa crónica de forma consistente entre estudios e instituciones, se ha establecido la clasificación de la IVC, que incorpora elementos clínicos, etiológicos, anatómicos y fisiopatológicos.
Dinámica venosa y disfunción valvular
La anatomía venosa de la pierna incluye dos sistemas axiales, uno superficial y otro profundo. Estos sistemas están interconectados y normalmente regulan el flujo de sangre de regreso al corazón. Sin embargo, la IVC se produce cuando este flujo normal se ve alterado debido a la incompetencia valvular o la obstrucción venosa. La incompetencia valvular puede darse en todos los niveles de estos sistemas y la alta presión dentro del sistema superficial puede transmitirse a las pequeñas venas subcutáneas, que se convierten en varices dilatadas y tortuosas.
Opciones de tratamiento modernas
Las opciones de tratamiento para las varices han evolucionado significativamente e incluyen ligaduras quirúrgicas y técnicas mínimamente invasivas como la terapia láser endovenosa y la ablación por radiofrecuencia. Asimismo, se han desarrollado procedimientos para tratar las varicosidades de las ramas, como la flebectomía ambulatoria y la flebectomía asistida por transluminación (TIPP).
La TIPP ofrece ventajas sobre la flebectomía ambulatoria tradicional, como menos incisiones y un tiempo de procedimiento más rápido, especialmente al tratar grandes agrupaciones de varicosidades. Sin embargo, es necesario superar una curva de aprendizaje para optimizar los resultados.
La comunidad médica continúa trabajando en la estandarización y mejora de los tratamientos para las varices, con un enfoque en técnicas mínimamente invasivas y la posibilidad de llevar a cabo procedimientos en entornos ambulatorios. El progreso en el tratamiento de esta condición común avanza con el compromiso de proporcionar a los pacientes opciones eficaces y seguras para manejar no solo los aspectos cosméticos sino también los síntomas del dolor y la incomodidad asociados con las varices.
Fuente: www.medscape.com
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