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La mamoplastia de aumento o más conocido como aumento de pechos es una operación quirúrgica que puede ayudar a muchas mujeres a mejorar tanto el tamaño como la forma de sus senos. La intervención consiste básicamente en el realce a través de la colocación de una prótesis y supone una solución eficaz para una serie de problemas como las asimetrías o la falta de volumen, que son muy frecuentes tras haber pasado por un embarazo o haber perdido peso.
Como hemos mencionado, una mamoplastia es una intervención que hace necesario el paso por el quirófano para conseguir el aumento de senos mediante la implantación de una prótesis.
- Tiempo de la operación: Esta operación suele tardar en torno a las una o dos horas y es obligatorio el uso de la sedación y anestesia local.
- Hospitalización: No hace falta pasar la noche en el hospital pero sí que se recomiendan unos días de reposo y al menos estar dos semanas sin hacer ningún tipo de esfuerzo.
- Implantes y protesis: Los implantes que se usan en la actualidad están fabricados con materiales de la más alta calidad, son totalmente seguros y en muchos casos tienen garantía de por vida.
- Precio de un aumento de senos: En cuanto al precio, dependiendo del diagnóstico vamos a encontrar tarifas entre los 3.000 y los 6.000 euros, aunque en casos especiales las cifras pueden aumentar.
- Resultado del aumento de pecho: Para que el resultado sea excelente es esencial que se haga una valoración personal de cada mujer, para de esta forma elegir la prótesis adecuada que se adapte a la perfección al físico y figura del paciente.
- Duración del resultado: Definitiva! Una mamoplastia bien realizada dura para siempre, por lo que te aconsejamos que confíes en profesionales que cuentan con muchos años de experiencia en el sector.
- Revisiones posteriores: El alta médica se produce un año después y durante este tiempo se tendrán que realizar 4 revisiones protocolarias: la primera justo una semana después de la intervención, la segunda tras las dos semanas, la tercera a los dos meses y la última pasados 6 meses de la operación.
La mamoplastia es una intervención quirúrgica que permite a las mujeres sentirse mejor con su cuerpo y recuperar esa confianza que sin duda es la clave del éxito. ¿Quieres saber si eres la candidata ideal para realizar una operación de aumento de pechos?
Los beneficios son tanto físicos como mentales, y pese a ser muchos detalles los princiales beneficios de una mamoplastia de aumento de senos son:
Pese a lo que muchos puedan llegar a pensar, un aumento de pecho en muchas ocasiones no es tan solo una operación estética y banal, sino que contribuye a eliminar complejos de inferioridad y multitud de problemas de autoestima normales que por otra parte todo el mundo tiene. El resultado de este aumento, les mejorara su autoestima, pero no va ha hacer que desaparezcan todas sus inseguridades.
Las mujeres que se someten a una mamoplastia quieren conseguir un aumento en el tamaño de sus pechos que guarde relación con su aspecto físico, constitución y talla. El propósito es mejorar la silueta femenina y que la paciente se sienta más segura de sí misma.
Hasta hace poco esta operación era considera por muchos como frívola e innecesaria, dado sus riesgos y su finalidad meramente estética. Sin embargo, hoy en día y gracias a los avances en los sectores de la cirugía este tipo de intervenciones son muy habituales, no suelen entrañar complicaciones para la salud y son de las más demandadas.
Y no hay que olvidar ese componente psicológico que ha sido obviado durante muchos años. Algunas mujeres sienten una enorme necesidad de cambiar la forma y el tamaño de sus pechos y jamás se han atrevido a contárselo a sus parejas, familiares y amigos. De hecho, los estudios demuestran el tremendo impacto emocional que los implantes suelen tener en la autoestima de las mujeres.
No es necesario que remarquemos la importancia que tiene el busto, por una parte simboliza el papel como madre y por otra representa a la perfección la sexualidad femenina. Y en el entorno social actual sentirse bien con tu propio cuerpo y mostrarte sin inseguridades va a permitir que des lo mejor de ti.
Elige el cirujano con el que te sientas más cómoda, uno que sea un gran profesional que pueda guiarte en tu elección. Pregúntale todo aquello sobre lo que tengas dudas, acerca de la intervención, los efectos de la anestesia o los riesgos que hay después de la operación.
Tras esta primera entrevista es muy aconsejable que te permitas un periodo de reflexión de al menos dos semanas, durante el cual puedes volver a contactar con el especialista para preguntarle los nuevos interrogantes que hayan aparecido.
Un buen indicativo de que estás acertando con tu decisión lo tendrás poco antes de la operación. Por supuesto que estarás algo nerviosa por el cambio en tu aspecto y la entrada en quirófano, pero si en el fondo te sientes segura de ti misma estarás acertando. Esto es importante, ya que estar demasiado estresada el día de la intervención puede tener consecuencias durante la misma.
Una vez que has tomado la decisión de someterte a una operación de aumento de pechos queda por ver la reacción de los demás. Puedes que tú lo tengas muy claro y lo hayas pensado durante mucho tiempo, pero a lo mejor tu círculo más íntimo no recibe la idea con agrado. Debes estar preparada para esta situación si llegara a darse, intentando expresar tus sentimientos y hacerles ver a los demás los motivos que te han llevado a realizar una mamoplastia.
Remodelar el pecho supone un cambio profundo en el aspecto físico de la mujer y como toda transformación de la apariencia puede tener una serie de consecuencias mentales para la paciente. Por tanto, es una decisión que hay que meditar bien y no dejarse llevar nunca por la influencia de otras personas, como la pareja o los comentarios banales que se hacen en los medios de comunicación. Tiene que ser tu elección.
Por todo ello, esta intervención se desaconseja en personas que tienen algún tipo de inestabilidad mental, como por ejemplo depresión, bipolaridad, trastorno del comportamiento o en definitiva, cualquier enfermedad que no va a mejorar por la presencia de los implantes.
Cuando el problema es psicológico es necesario acudir a una consulta especializada y tratar el problema a través de la terapia. Una vez que se ha recuperado la confianza en sí misma, si todavía se siente la necesidad de realizar un aumento de pechos es el momento adecuado para planteárselo seriamente.
Tener el busto pequeño puede llegar a ser una obsesión para algunas mujeres y desencadenar toda una serie de consecuencias psicológicas tales como la pérdida de la confianza, dificultad para relacionarse a nivel social, baja autoestima e insatisfacción en las relaciones sexuales. Estos problemas suelen estar provocados por el propio miedo al rechazo y la inseguridad a la hora de mostrarse desnuda o en bikini, aunque a veces se extienda a otros hábitos de la vida como el laboral.
Si bien es cierto que existen otros medios para superar estos complejos, la cirugía estética es una técnica muy eficaz que arroja resultados totalmente positivos. Lo más importante es ponerse en manos de profesionales altamente cualificados.
Tras la operación la paciente tendrá por fin la silueta que tanto había deseado. Esto tiene una repercusión directa en la autoestima y la seguridad, algo muy importante, ya que las mujeres que confían en sí mismas son capaces de transmitir esa sensación a los que le rodean y por tanto suelen tener mayor éxito en todo lo que emprenden en la vida.
Mucho se ha hablado acerca de los beneficios psicológicos de aquellas mujeres que deciden realizar una cirugía de aumento de pechos, pero en realidad hasta hace poco los estudios no habían demostrado estos resultados científicamente.
Las mujeres que someten a una mamoplastia experimentan una mejora en su calidad de vida, tanto en su aspecto social y laboral como en el sexual. Se sienten mejor con sí mismas y con su cuerpo, tal y como atestigua la investigación publicada por el Dr. Eric Swanson en la ASPS (Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos), donde se demuestra que el 98% de las mujeres que han pasado por esta intervención cumplieron o superaron sus expectativas.
La mamoplastia está especialmente recomendada para todas aquellas mujeres que quieren aumentar el tamaño de sus pechos, reparar pérdidas de volumen en mamas o pezones, así como corregir asimetrías que son demasiado evidentes.
Algunas mujeres, sobre todo las que son delgadas y pequeñas, suelen tener poco pecho llegando en ocasiones a no necesitar siquiera sujetador. Esto puede ser una fuente de complejos y la mejor forma de superarlos es sentirse bien con una misma y segura, algo que conseguirás gracias a los consejos de nuestros profesionales, que te recomendarán la mejor prótesis que encaje a la perfección con tu figura y constitución.
Otro de los principales motivos para realizar esta operación lo encontramos en las mujeres que han pasado por uno o más embarazos y han dado el pecho. Tras ser madres es normal que el volumen de los senos aumente durante la lactancia para volver a su tamaño normal pasado un tiempo. El resultado es que la piel se estira y se queda vacía, los pechos parecen desinflados y en general su aspecto no es muy estético. En estos casos, los implantes de silicona son perfectos tanto para aumentar el volumen del busto como para recuperar su consistencia.
Y por último, tenemos que hablar de las asimetrías. Has de saber que, al igual que en las manos, nunca vas a encontrar dos pechos iguales y tras la operación es normal que haya pequeñas diferencias entre ambos, que por supuesto no son ni mucho menos evidentes a simple vista. Sin embargo, hay casos en los que esta asimetría no es natural y el busto queda bastante descompensado. Una mamoplastia puede ser la solución, ya que los implantes corregirán todas estas imperfecciones y obtendrás una silueta con más armonía.
No hay una edad mínima para este tipo de operación pero es esencial que los pechos se hayan desarrollado en su totalidad, por lo que no se recomienda antes de los 18 años. Como decimos, la edad no es un factor determinante y aunque lo que realmente importa es que los senos no hayan cambiado de tamaño en un tiempo, hay una serie de factores que aconsejan esperar.
Un buen ejemplo de esto lo encontramos en el desarrollo mamario tardío, que puede presentarse sin previo aviso en la post adolescencia. Y no menos importante es el hecho de que con la mayoría de edad las mujeres suelen tener una mayor estabilidad emocional que les permite tomar decisiones no basadas en la inseguridad o en expectativas irreales.
Como hemos comentado, si estás segura de que tus pechos no van a crecer más puedes realizar esta operación sin problemas. Sin embargo, si eres menor de edad vas a necesitar la autorización de tus padres o tus tutores legales para someterte a la cirugía. Y tendrás que acudir a una serie de reuniones con ellos y el especialista donde se determinará si realmente la mamoplastia es lo mejor para ti.
Antes de pasar por esta intervención deberías hablar sobre todo aquello que te preocupe con el cirujano, así como dejar claras tus expectativas y establecer si son acordes a la realidad, ya que en ocasiones algunas chicas muy jóvenes buscan el aumento de pechos como solución a los problemas de su vida y luego pueden llevarse una decepción.
A causa de los riesgos derivados de la anestesia, no se aconseja que las mujeres mayores de 50 años se sometan a una operación de aumento de pechos. Sin embargo, será el especialista el que tenga la última palabra en este tema, anteponiendo siempre la salud a cualquier cuestión estética.
Algunas mujeres que están interesadas en aumentar el tamaño de sus pechos se preguntan si los antecedentes de cáncer de mama en su familia pueden tener algunas repercusiones en el futuro, como por ejemplo un incremento del riesgo de padecer esta enfermedad. No existe ningún tipo de problema, pero se recomienda que estas pacientes sigan unos estrictos controles médicos determinados por su ginecólogo.
Para que quede claro, la operación de aumento de pechos no va a provocar que el cáncer de mama aparezca, pero nada impide que la mujer desarrolle este problema de forma natural, por lo que la prevención y los cuidados están más que justificados teniendo en cuenta el historial familiar.
En este sentido, existen estudios que afirman que las mujeres con prótesis tienen menos posibilidades de sufrir esta enfermedad debido a la gran cantidad de pruebas a las que suelen someterse antes y después de la intervención. Y gracias a este exhaustivo control son capaces de detectar al momento cualquier anomalía.
Científicamente está probado que no existe ninguna relación entre la silicona con la que están fabricados estos implantes y la aparición del cáncer de mama. Y son ya más de 10 millones de prótesis insertadas durante los últimos 25 años en todo el mundo, sin que en ningún momento se haya demostrado que provoquen tumores u otro tipo de enfermedades.
En algunos casos estas intervenciones de desaconsejan por completo, sobre todo cuando se presentan diversos problemas de salud relacionados con una deficiencia del nivel inmunológico. Nos referimos a enfermedades como el cáncer o el Sida, que aumentan enormemente los riesgos de una operación de aumento de pechos.
A medida que pasan los años la grasa que se encuentra en los tejidos subcutáneos, es decir, debajo de la piel, va desapareciendo lentamente. Esto se hace más evidente en las personas de edad avanzada, que muestran unas manos poco firmes, ojos hundidos y falta de definición en los pómulos, glúteos y por supuesto, también en los senos. Estos efectos, como casi todos hoy en día pueden ser combatidos por tratamientos y técnicas de cirugía y medicina estética. Recuperar nuestra anterior apariencia en la zona de nuestro pecho puede realizarse ahora, gracias a los siguientes tratamientos:
Para solucionar estos problemas de flacidez en la piel y otros producidos por la falta de volumen en las mamas se utiliza una técnica conocida como lipoestructura. Esta intervención permite realizar cambios estéticos como el aumento de pechos utilizando la propia grasa de la paciente en lugar de los implantes.
Usar este tejido graso como material de relleno para remodelar y dar volumen a los senos tiene toda una serie de ventajas. Por ejemplo, se trata de un elemento antólogo (procede de la propia mujer) que elimina cualquier tipo de rechazo o incompatibilidad posterior a la operación. Y por supuesto, es el menos nocivo de todos los implantes para el organismo.
Si la operación es llevada a cabo con éxito el cuerpo no absorberá de nuevo esta grasa en el futuro, sino que permanecerá en la zona implantada y mantendrá su volumen intacto con el paso de los años.
Primero hay que obtener el tejido graso de la propia paciente, que se suele localizar normalmente de la zona interior de los muslos y rodillas, el abdomen, los trocánteres (popularmente conocidos como cartucheras) y la papada.
Para ello se desinfecta el área y se comienza a extraer la grasa cuidadosamente usando una cánula fina de punta roma y la ayuda del luer-lock, un tipo de jeringa especial. Todo este proceso es seguro ya que la presión es la mínima necesaria para aspirar sin dañar las células de la piel.
A continuación, este material antólogo es centrifugado y separado en tres partes distintas: los ácidos grasos que presentan forma de aceite, la grasa pura que utilizaremos para la infiltración y por último los líquidos anestésicos y la sangre. El objetivo es separar este tejido puro del resto de elementos y obtener de 3 a 7 centímetros cúbicos de grasa adecuada para la intervención por cada 10 succionados.
Como hemos mencionado anteriormente, es indispensable que la grasa implantada no sea reabsorbida para así garantizar que los resultados de la operación sean duraderos. Esto se consigue realizando la inserción de manera intramuscular y subcutánea mediante pequeñas incisiones cerca de los pechos que apenas son perceptibles después de la operación.
A través de estas incisiones y con ayuda de una microcánula se depositan los implantes, creando filamentos de grasa de un milímetro de diámetro. Hay que dejar una distancia entre ellos de al menos 2 milímetros, para así dificultar su desaparición con el paso de los años.
Una vez que la implantación de la grasa ha finalizado la zona injertada debe permanecer inmovilizada durante 7 o 10 días y vendarse con esparadrapo de papel o algún tipo de faja de las que se utilizan habitualmente en la presoterapia.
Tanto para extraer la grasa como para insertarla posteriormente hay que usar sedación y anestesia local o general, que va a depender del tipo de mujer y del total de tejidos que sean necesarios para cada caso.
Lo más frecuente es que solo haga falta una sesión de tratamiento, sin embargo en algunas pacientes es posible que se requieran varias hasta conseguir el resultado esperado, sobre todo en mujeres que desean un volumen de pecho tan elevado que exige extraer grandes cantidades de tejido graso.
Existen una gran variedad de prótesis en el mercado que se diferencian por la forma, la textura o el material con el que están fabricadas. Desde TodoEstetica.com recomendamos siempre a nuestras pacientes que se dejen aconsejar por cirujanos expertos, que tras realizar un estudio personalizado podrán determinar el modelo que mejor se adapta a sus necesidades.
En el mercado podemos encontrar distintos tipos de prótesis mamarias y dependiendo de las características de cada mujer, como la altura o el tamaño del tórax, será más aconsejable elegir entre un modelo u otro. En este sentido, es indispensable realizar un seguimiento pormenorizado antes de elegir el tipo de implante a utilizar. Según la anatomía y el tipo de mamoplastia que se busque nuestros expertos aconsejarán el uso de una prótesis con forma lisa o rugosa y un perfil determinado para que la operación sea un éxito y el nuevo pecho sea perfecto tanto para los anhelos personales como para el cuerpo de la paciente.
Todas las prótesis mamarias están recubiertas por una capa de silicona, sin embargo podemos encontrar distintos tipos de materiales con los que se confecciona el relleno.
¿Cuál es el tamaño adecuado para las prótesis de mama? Para tomar esta decisión fundamental tenemos que tener en cuenta varios elementos como la anatomía del paciente, sus deseos personales y las distintas pruebas que se llevan a cabo mediante medidores de implantes.
La elección final siempre será tuya, pero es buena idea que a las sesiones previas vayas acompañada de alguien que pueda dar su opinión sobre el tema y que te avise si el tamaño que has elegido para tus pechos va o no con tu personalidad. Como hemos comentado, los medidores de prótesis van a ayudarte a tomar una decisión, ya que podrás ver delante del espejo como quedarían una vez puestas.
La tendencia general es pedir un tamaño demasiado grande para el físico, en cuyo caso hay que advertir que unos implantes de excesivo volumen además de impedir la movilidad y no quedar naturales pueden dar problemas en el futuro. En este punto, déjate aconsejar siempre por el cirujano experto en mamoplastias que tiene experiencia y siempre te va ha asesorar correctamente.
El perfil es la forma de los pechos que sobresalen hacia delante. Por lo tanto, podemos clasificar los implantes de senos en 3 tipos diferenciados:
Duración de la prótesis
Los modelos actuales están realizados mediante procesos exclusivos de gran calidad y en algunos casos tienen una garantía de por vida. Sin embargo, independientemente de su forma o material, los implantes mamarios pueden alterarse posteriormente debido a la aparición de diversas complicaciones. Para mayor seguridad y descartar cualquier deficiencia en la prótesis, lo mejor es que comiences a realizar controles rutinarios con tu médico de confianza a partir de los 10 años de la operación.
Durante el preoperatorio el especialista va a informar a la paciente sobre las distintas técnicas de inserción y colocación de prótesis que existen y cuáles son las que mejor se adaptan a sus necesidades.
Para realizar una operación de aumento de pechos es necesario realizar una incisión para cada una de las prótesis, que posteriormente el cirujano tendrá que introducir con sus manos hasta colocarlas en el lugar correcto. Estas incisiones se pueden hacer en distintos lugares:
Recuerda que la elección de la vía de abordaje va a depender de las características físicas de cada paciente y del criterio del cirujano. En cualquier caso, debes saber que las cicatrices producidas por la operación desaparecerán casi por completo al poco tiempo.
Una vez elegido el método de inserción el cirujano tendrá que decidir dónde colocar la prótesis, algo que se puede hacer delante o detrás de los músculos pectorales. Para ello tendrá en cuenta todos los datos extraídos del historial clínico, así como las características personales de la paciente. Hay que advertir que no existe una técnica mejor que otra, simplemente una de ellas será la más adecuada según cada caso.
Esta última técnica es muy usada ya que reduce los riesgos de sufrir una contractura capsular, que esa cicatriz interna demasiado gruesa que se forma rodeando al implante y que en casos extremos puede hacer que éste se desplace. Sin embargo, se desaconseja en personas que realicen un ejercicio físico intenso, tales como deportistas profesionales, ya que puede ocasionar que los implantes se eleven desde su posición original. Para estas mujeres es mejor cualquiera de los dos métodos anteriores que hemos mencionado.
No debes dudar del material con el que están hechas las prótesis, ya que han pasado los más rigurosos controles de Sanidad y están en perfectas condiciones para ser colocadas con garantías. De igual manera, los estudios realizados sobre las propiedades de estos elementos afirman que no existe ninguna relación entre los implantes y la aparición de enfermedades propias de la mujer, como por ejemplo el cáncer de mama.
Las pacientes que van a someterse a una operación de cirugía plástica tienen que seguir rigurosamente las instrucciones facilitadas por su especialista. De igual manera, deben preguntar cualquier aspecto del preoperatorio del que tengan duda, así como de la intervención en sí y la posterior recuperación.
Es importante que las expectativas sean realistas y que los resultados obtenidos vayan en consonancia con lo deseado y para ello se debe llegar a un acuerdo entre el profesional y la paciente. Lo esencial es que tengas claro lo que quieres ya que normalmente la insatisfacción tras la intervención no llega por una mala praxis, sino por situaciones en la que la mujer nunca supo lo que buscaba en realidad. Como puedes ver, la comunicación en el preoperatorio es un aspecto esencial.
En esta fase se determina el tipo de prótesis que se va a usar, su forma, tamaño y también la vía de colocación del implante. Por norma general, las pacientes tienden a pedir un volumen excesivo y esto no suele estar en armonía con el resto del cuerpo. Te aconsejamos que tengas en cuenta las recomendaciones del cirujano, que lleva muchas operaciones a sus espaldas y sabe perfectamente lo que mejor te conviene.
¿Qué aspectos se tienen en cuenta? El especialista va a valorar elementos como la anchura de la base glandular, la cobertura cutánea, el surco inframamario, la areola de los pezones o la distensión debida al empuje de la piel. De igual forma, se determinan como van a evolucionar los tejidos blandos y los implantes en el futuro.
Una vez que la paciente y el especialista han acordado el tipo, forma y tamaño del implante se procede a realizar una analítica de sangre, así como diversas pruebas que consisten en un electrocardiograma, una mamografía y una radiografía de tórax. Esto va a permitir valorar la salud del paciente y prevenir cualquier complicación durante la intervención debida a problemas del corazón o de hipertensión.
De igual manera, la mujer que va a recibir un aumento de pechos debe rellenar un cuestionario médico con el fin de evitar riesgos que se puedan dar, sobre todo relativos a enfermedades de tipo inmunológico y reumatológico.
Para conseguir una cirugía que satisfaga tus expectativas es esencial que facilites al médico toda la información relativa a tus hábitos y forma de vida que pueden afectar a la mamoplastia. Sé sincera en aspectos como el consumo del alcohol, medicamentos, suplementos vitamínicos y cualquier otro tipo de sustancia, ya que ocultar estos datos puede ocasionar unos resultados no esperados y toda una serie de inconvenientes posteriores.
El mejor consejo en general que te podemos dar es que sigas las recomendaciones del personal sanitario que va a participar en la intervención, ellos te informarán de todos los procesos que debes llevar a cabo en el preoperatorio, así como los efectos de la anestesia, el tipo de implante y demás instrucciones.
Es muy recomendable que uses cremas específicas para la hidratación de la piel unas semanas antes de acudir a la intervención de aumento de pechos.
Debes realizar una lista con todos los medicamentos que estás tomando para que así el especialista determine si alguno de ellos puede ser perjudicial durante la operación. En ese caso tendrás que hablar con tu médico especialista para que interrumpa el tratamiento.
En general, no es nada aconsejable tomar sustancias que lleven ácido acetilsalicílico, un componente que se encuentra en las aspirinas, así como antiinflamatorios y concentrados que tengan vitamina E o aceite de Onagra. Estos elementos propician el sangrado durante la cirugía y la aparición de hematomas, algo que hay que evitar a toda costa.
A partir de cierta edad va a ser necesario realizar una ecografía de los senos con el objetivo de descartar cualquier anomalía que pueda afectar a la intervención, como es el caso de quistes y tumores.
Y ya que hablamos de estos temas, aunque no existe una edad mínima para una cirugía de mamas hay diversos motivos que desaconsejan esta operación hasta los 18 años, entre ellos la posibilidad de que exista un desarrollo tardío de los pechos, que alteraría por completo la forma del implante y una mayor estabilidad emocional que permite tomar decisiones que no se basan en la inseguridad.
Si eres fumadora, te advertimos que lo mejor es que dejes este hábito de fumar en el momento que decidas realizar una mamoplastia, ya que entre otros inconvenientes el tabaco complica el proceso de cicatrización posterior.
En el preoperatorio el especialista te informará además sobre la anestesia que se va a usar, local o general y las técnicas empleadas para introducir los implantes de mamas.
Tendrás que cuidar tu alimentación antes de acudir a una intervención de aumento de pecho, buscando el equilibrio y eliminando progresivamente las grasas y harinas en favor del consumo de verduras y proteínas. En general, los alimentos que tienen altos contenidos de vitamina C son los más recomendados, ya que favorecen el proceso de cicatrización.
El mismo día de la operación debes llegar a la clínica en ayunas y no haber tomado absolutamente nada durante las 8 horas anteriores, ni siquiera agua. De todas formas, tu cirujano te dará instrucciones precisas sobre este tema cuando charléis en el preoperatorio.
Tampoco se pueden aplicar lociones o cremas corporales, lápiz de ojos, laca, pintura de uñas o cualquier otro tipo de producto cosmético. De igual forma, no están permitidas las lentillas, dentaduras postizas ni objetos metálicos como anillos y piercings. Y en cuanto al vestuario, lo mejor es que lleves contigo una bolsa de aseo personal, así como un pijama y zapatillas con las que estés muy cómoda.
Cuando acuerdes con el especialista una fecha para la operación de aumento de pechos es recomendable que no coincida con los 3 o 4 días previos a la menstruación ni durante la misma, ya que durante el periodo las venas se dilatan y las glándulas mamarias están más tensas.
Aun así la intervención puede hacerse a pesar de los inconvenientes, a los que hay que sumar los problemas de higiene, ya que durante las primeras 48 horas después de la mamoplastia agacharse o mover los brazos puede causar molestias en los pechos.
No acudas sola al centro clínico donde van a intervenirte. Lo mejor es que vayas acompañada de alguien de confianza que te ayude después de la operación y que te recuerde que tienes que tomar la medicación o cualquier otra instrucción relativa a la alimentación, higiene personal o vestuario que hay determinado el especialista.
Antes de realizar la mamoplastia el cirujano tiene que valorar el tamaño del pecho, su altura, textura, simetría y otros aspectos hasta obtener los datos suficientes que le permitan recomendar la mejor prótesis para un tipo de operación en concreto. Hay que buscar un punto intermedio entre los anhelos de la paciente y la forma estética que mejor se adapte a su tamaño y constitución física.
También se van a realizar una serie de pruebas y analíticas en el laboratorio para crear un historial clínico de la mujer y asegurarse de que es apta para la cirugía. Entre estas pruebas podemos encontrar electrocardiogramas, radiografías y análisis de sangre, todas ellas encaminadas a asegurar la salud de la paciente durante la intervención. Es importante dejarlo todo claro para que luego no haya sorpresas.
Una vez que la paciente es ingresada en el quirófano se colocarán las prótesis debajo de la glándula mamaria o de la facsia, el músculo pectoral, aunque es más frecuente que ocurra lo primero. No obstante esta decisión corresponde al cirujano, que tendrá en cuenta una serie de cuestiones estéticas y valorará la mejor opción tras analizar el volumen y la forma de la mama.
Una mamoplastia es una operación quirúrgica bastante sencilla que suele realizarse sin necesidad de hospitalización y que dura de una a dos horas, dependiendo de la complejidad o del volumen deseado por la paciente. Con anestesia local puede volver a casa en el mismo día, sin embargo, con la general deberá pasar hospitalizada durante 24 horas para observar su evolución. Pasado este tiempo puede regresar a casa para continuar con la recuperación.
A día de hoy los avances en medicina y la enorme experiencia acumulada en este campo hacen posibles que las intervenciones sean cortas, seguras y ambulatorias, es decir, sin tener que acudir al hospital. De igual manera, los nuevos implantes son de gran calidad y previenen los riesgos de rotura adaptándose a la perfección a las formas del cuerpo femenino.
Uno de los elementos esenciales en la cirugía plástica es conocer la anestesia que hay que usar para cada caso. Es muy aconsejable que las mujeres que quieran pasar por esta intervención se informen sobre este proceso, para obtener un mayor conocimiento y así evitar sorpresas en el futuro.
Pero no te preocupes ya que en los últimos tiempos los avances médicos en este campo han sido sustanciales y a día de hoy la sedación ha mejorado su eficacia y reducido todos los problemas que solía ocasionar. Y por supuesto, será un profesional anestesista el encargado de llevar a cabo este proceso.
En la mamoplastia se usan dos tipos de anestesia: la general y la anestesia local combinada con la sedación. Es absolutamente necesario que la paciente siga las instrucciones del anestesiólogo para prevenir riesgos durante la operación y que todo salga correctamente.
La anestesia general bloquea la comunicación entre el cuerpo y el cerebro, eliminando toda la sensibilidad del cuerpo y por tanto el dolor. En una mamoplastia es un asunto delicado y complejo que requiere adaptar el tipo y cantidad de anestesia según el peso y la edad de la paciente. Solo se hace si es absolutamente necesario, de lo contrario se evita por sus efectos secundarios y reacciones alérgicas.
Este procedimiento suele llevarse a cabo por intubación, colocando un tubo a través de la tráquea por el cual se administra el anestésico en forma gaseosa. Al relajarse los músculos el diafragma deja de funcionar y es necesario el uso de máquinas para asistir a la respiración y ayudar a los pulmones. Esto significa que durante la operación estarás dormida y no recordarás nada.
Aunque la anestesia es muy común en todo tipo de intervenciones algunas personas pueden sufrir algunas molestias y efectos secundarios derivados de este proceso, tales como nauseas, dolores de cabeza o tirones musculares. No es algo importante, ya que normalmente comienzan una o dos horas después de realizarse la cirugía y desaparecen por sí solos.
En algunos casos concretos puede darse una dificultad en la respiración, por lo que el personal médico debe vigilar la salud de la paciente durante el proceso de cirugía y disponer del equipo adecuado para resolver cualquier complicación que surja.
La anestesia local combinada con la sedación es la más habitual en las intervenciones de aumento de pecho. En estos casos, aunque la paciente está despierta y puede respirar por sí misma tampoco va a sentir ningún tipo de dolor en la zona donde se está realizando la operación.
En la mayoría de mamoplastias sencillas se usa esta modalidad de anestesia local, que entraña muchos menos riesgos para la salud que la general y además sin efectos secundarios.
Como hemos mencionado anteriormente, una mamoplastia puede durar de una a dos horas dependiendo de lo compleja que sea la intervención. A esto hay que sumar una hora más de permanencia en la clínica para asegurarse de que todo ha salido bien en el caso de la anestesia local o 24 horas si es general.
De todos modos, nunca se les da el alta a las pacientes hasta que están recuperadas por completo y se recomienda que las primeras 48 horas estén siempre acompañadas y que se abstengan de realizar actividades peligrosas, como por ejemplo conducir.
Una vez que abandones la clínica debes llevar puesto un vendaje que tape los pechos y dos drenajes que se mantendrán durante un día siguiendo el protocolo de seguridad. Cuando pase el efecto de la anestesia comenzarás a sentir dolor y será el momento de tomar la medicación que te han recetado, que hará el postoperatorio más llevadero.
Una vez en casa debes estar tranquila y hacer un esfuerzo físico moderado. Según tu trabajo o actividad habitual el tiempo de reposo será más o menos prolongado, pero es importante que en la medida de lo posible evites mover mucho los brazos durante las dos primeras semanas, ya que puedes llegar a descolocar los implantes, y tampoco es aconsejable que cargues con objetos demasiado pesados.
En este periodo de reposo lo mejor es que no duermas boca abajo hasta que no pase al menos un mes y medio y uses en todo momento un sujetador sin aros, que te dará mayor comodidad, fijación y te permitirá evitar las molestias propias de haber realizado una mamoplastia.
Durante el primer día después de la operación el cuerpo médico te visitará para evaluar tu estado y asegurarse de que no hay complicaciones. También te tratarán con antibióticos para eliminar cualquier riesgo de infección que desembocaría en una probable contractura capsular y analgésicos para calmar el dolor.
Durante las dos primeras semanas deberías tener especial cuidado de no hacer ningún esfuerzo físico o practicar actividades que podrían ocasionar un fuerte golpe para el pecho, como por ejemplo casi cualquier tipo de deporte. Puedes ducharte con normalidad a partir de los 4 días aunque no se recomiendan los baños hasta que los puntos hayan sido retirados.
De igual manera, durante este periodo notarás como tus pechos están hinchados debido a la inflamación, que irá desapareciendo a partir de los 15 días. Y si sientes que los implantes están algo altos no te preocupes, ya irán cayendo a su posición natural con el paso de los meses.
Tras el tratamiento de aumento de pechos saldrás de la clínica con unos vendajes especiales preparados por el equipo médico. Debes seguir sus instrucciones y bajo ningún concepto podrás quitártelos, ya que solo los especialistas están capacitados para ello. Recuerda que hasta que llegue ese momento no podrás usar ningún tipo de sujetador.
El propio cirujano que te ha asistido en la operación te va a aconsejar sobre el modelo que más te conviene y que te ayudará a disminuir las molestias que suelen aparecen el postoperatorio. En cualquier caso, existen una serie de elementos que tienes que tener en cuenta.
El sujetador debe ser cómodo ya que después de la operación los pechos están muy sensibles y en ocasiones doloridos. La sujeción también es importante, garantizando que la zona quede segura aunque se hagan movimientos excesivos. Y en cuanto a los materiales, éstos tienen que ser suaves y elásticos sin costuras que molesten o impidan adaptarse con naturalidad a la nueva figura.
Cuando vayas a seleccionar la talla deberás valorar el contorno y la copa del sujetador, así como la presencia de tirantes ajustables que permitan una mejor adaptabilidad. Elige siempre materiales ligeros y en principio sin aros ni costuras visibles. ¿Por qué? Porque estos elementos ejercen presión sobre los surcos mamarios y ralentizan el proceso de cicatrización.
En este sentido, los expertos aconsejan usar un sujetador deportivo sin aros durante las primeras semanas y según la evolución del paciente cambiar estos modelos por otros o no. Esta elección tiene relación directa con la forma de la tira capsular, si es fina es mejor usar un sujetador de tenista con aros y si es muy gruesa entonces es recomendable no llevar nada, tan solo una cinta en la parte superior de los senos.
Además de sujetar el busto, el sujetador también realiza una ligera presión sobre los pechos que disminuye la hinchazón y los edemas que son frecuentes tras la operación. Por norma general, mientras sigas sintiendo estas molestias lo mejor es que lo lleves puesto durante todo el día y pasadas unas semanas ya podrás comenzar a dormir sin el sujetador con total comodidad.
En ocasiones el cirujano te va a recomendar que uses unas bandas de compresión en el pecho en lugar de un sujetador. Estas vendas se suelen emplear cuando las prótesis han quedado demasiado altas y es necesario ayudarlas a descender o bien cuando la vía de acceso ha sido a través de la axila. Se trata de una banda elástica con velcro que se coloca ejerciendo presión desde las mamas hasta la barriga y que según las indicaciones del especialista debes llevar puesta desde 24 horas hasta las 4 semanas.
Tras someterte a una intervención de aumento de senos debes respetar al detalle las indicaciones del cirujano relativas al postoperatorio, ya que de esta forma acelerarás el periodo de recuperación y garantizarás el resultado óptimo de la mamoplastia de aumento . Pasadas unas horas es muy común que aparezcan una serie de molestias pero en cuestión de meses podrás recuperar tu antiguo ritmo de vida y viajar en avión o hacer submarinismo sin problemas.
Este tipo de cirugía se realiza mediante la inserción de unas prótesis en las mamas de las pacientes, que se lleva a cabo a través de una pequeña incisión que con el tiempo dejará una cicatriz que es casi imperceptible a simple vista. En este punto es esencial tanto la habilidad del especialista como la elección de la zona del corte y por supuesto, favorecer este proceso de cicatrización siguiendo una serie de recomendaciones relativas a la alimentación, el vestuario y otros hábitos.
Si el implante se coloca delante del músculo pectoral las molestias van a ser mínimas y a las pocas horas de pasar por quirófano podrás regresar a casa y hacer vida normal. Sin embargo, si la prótesis está situada detrás del músculo es habitual la presencia de dolor intenso que debe tratarse con calmantes.
Para evitar un mayor malestar en la zona después de la intervención lo mejor es que no hagas movimientos bruscos y no contraigas los pectorales durante al menos tres semanas. Una vez que pase el mes ya podrás comenzar a realizar unas rutinas físicas más exigentes, aunque lo mejor es que los primeros días vayas con cuidado.
La mamoplastia no supone ningún problema a la hora de realizar mamografías u otras técnicas de análisis, es más, en algunos casos hasta facilita la obtención de estas pruebas. Lo único que tienes que hacer cuando te atienda el especialista es advertirle de la existencia de los implantes, para que así pueda tenerlo en cuenta cuando saque sus conclusiones.
Tras una operación quirúrgica que tiene como objetivo el aumento de pechos es normal que aparezca lo que se denomina tira capsular, que no es más que una pequeña cicatriz que se origina alrededor de la prótesis. Al contrario de lo que puedas pensar, se trata de un efecto inocuo para nuestra salud siempre que esté controlado.
Sin embargo, en ocasiones esta tira capsular puede crecer en grosor provocando que el implante se contraiga y se comprima, ocasionando molestias, dolores y en los casos más extremos la deformación y desplazamiento de la prótesis mamaria. Es lo que se conoce como contractura capsular.
Para prevenir cualquier tipod e problema en el postoperatorio de un aumento de mamas, los expertos recomiendan el uso de masajes, que en algunos casos requerirán técnicas especiales por parte del personal especializado y en otras ocasiones puede que estén incluso contraindicados.
A partir del tercer día puedes comenzar con estas sesiones de drenaje manual, esenciales si quieres disminuir la inflamación que aparece en el postoperatorio y los riesgos de una contractura capsular.
Aunque los métodos que se utilizan en una intervención de aumento de pechos son seguros y los especialistas encargados de colocar los implantes profesionales con años de experiencia, cualquier operación quirúrgica puede entrañar una serie de riesgos que conviene no trivializar.
En excepcionales ocasiones el material quirúrgico empleado en las intervenciones de aumento de senos puede ocasionar reacciones alérgicas a las pacientes, como es el caso de los elementos de sutura, la cinta adhesiva o los productos cicatrizantes. En el caso de la anestesia, lo habitual es realizar pruebas previas para determinar la tolerancia a este proceso.
En algunos pacientes se observan coágulos situados en las venas que están cercanas a la zona del pecho, lo que comúnmente se conoce como trombosis. Sin embargo estos problemas se solucionan fácilmente durante la operación.
Por norma general la sangre que se acumula en el pecho desaparece por si misma transcurrido un tiempo, pero a veces esto no ocurre así y se producen hematomas en la piel. La solución más inmediata la tenemos en los drenajes y la eliminación de algunos medicamentos que pueden propiciar esta situación, como las aspirinas y los anticoagulantes.
A los pocos días de la intervención pueden aparecer algunos síntomas como fiebre o inflamación que se asocian a diversas infecciones y se localizan en la zona que está alrededor del implante. Se trata habitualmente mediante el uso de antibióticos y solo en raras ocasiones hay que recurrir a retirar la prótesis para eliminar riesgos mayores.
Es el exceso de líquido que se genera alrededor de los nuevos implantes mamarios y que el cuerpo absorbe por sus propios medios, siendo necesario un drenaje solo en los casos más graves.
Las cicatrices producidas por la mamoplastia son muy pequeñas, de unos 4 centímetros y pasado un tiempo se vuelven casi imperceptibles. No es frecuente que debido a ellas surjan complicaciones que puedan poner en riesgo la salud y es fundamental que los primeros días posteriores a la intervención tengamos especial cuidado, para que la incisión cicatrice antes y sea menos visible.
Las prótesis no influyen en los resultados de distintas pruebas médicas, como por ejemplo las mamografías, sin embargo hay que advertir al especialista de la presencia de los implantes para que lo tenga en cuenta a la hora de determinar el diagnostico. También es necesario que vaya con cuidado cuando presione los pechos con las máquinas de observación, ya que podría darse el caso de rotura de la bolsa o una contractura capsular.
Cuando el tejido que está alrededor de la prótesis de mama se encoge y endurece se forma una contractura capsular, que es una parte normal del proceso de adaptación derivado de la intervención. Esto puede causar un intenso dolor en la zona además de un cambio en la forma de las bolsas, provocando que los pechos se vean poco naturales.
Actualmente las complicaciones derivadas una contractura capsular afectan a un porcentaje muy reducido de las pacientes, pero debes saber que cada vez que introducimos un elemento extraño en nuestro cuerpo el organismo va a reaccionar formando esta cicatriz alrededor de los implantes con la intención de aislarlos.
En algunas ocasiones la cosa va a más y como hemos mencionado esta cicatriz interna se contrae comprimiendo la prótesis y deformándola, algo que a día de hoy no se sabe exactamente porqué se produce.
Esta es quizás una de las complicaciones principales que pueden aparecer tras una operación de aumento de pechos, aunque en los últimos años su frecuencia ha disminuido considerablemente gracias a las nuevas técnicas y avances tecnológicos. En este sentido, el porcentaje de rotura de los implantes actuales es realmente bajo y las compañías suelen incluir un seguro de garantía de sustitución durante los primeros 10 años.
Si se produce una rotura, el especialista determinará si es intra o extracapsular. En el primer caso el relleno de silicona está retenido por la cicatriz que rodea al implante, lo que se conoce como línea capsular. Por supuesto, hay que cambiar la prótesis pero no requiere ninguna urgencia y se trata de una operación muy sencilla y rápida, ya que no hay que volver a introducir la bolsa.
Sin embargo, si la rotura es extracapsular significa que la silicona se ha desbordado de la bolsa y ha entrado en contacto con el cuerpo. Se puede extraer sin problemas pero la intervención es más larga y dolorosa que la anterior, siendo más frecuente en implantes antiguos que en los nuevos.
La causa más común es que la prótesis haya recibido daños durante la operación o bien que se sufra un golpe posterior que provoque su rotura. En algunos modelos antiguos el paso del tiempo también puede ser el desencadenante de este problema. ¿Cómo detectar una rotura? Es bastante complicado por parte de la paciente si el relleno queda dentro de la bolsa, por lo que se recomienda que se realicen resonancias magnéticas cada 3 años.
Por el contrario, si el gel o silicona entra en contacto con los tejidos es habitual que se produzca un fuerte hormigueo y dolor en la zona del pecho, unido a una inflamación o perdida de volumen de las mamas. También son frecuentes el enrojecimiento, la alteración de la forma o la presencia de mal olor cerca de la herida.
En contadas ocasiones aparecerán desigualdades en el pecho o protuberancias endurecidas, una especie de grumos que incluso pueden surgir en brazos o axilas.
Una rotura extracapsular también puede provocar que aparezcan pequeños bultos en el pecho conocidos como granulomas. No suelen ser malignos pero los especialistas se alertan cuando ven uno porque al principio es complicado distinguirlos de un tumor o quiste.
Los peligros derivados de la mamoplastia son sin duda lo que más preocupa a las pacientes. Todas las prótesis que se colocan actualmente en las operaciones han pasado unos controles de calidad exhaustivos que garantizan un excelente resultado estético y funcional.
En nuestro país el Ministerio de Sanidad regula desde 1992 todo lo relativo a los implantes y la cirugía, estableciendo una serie de protocolos de actuación con los que estarás totalmente segura durante el proceso.
No existe ninguna relación entre esta intervención y la aparición de tumores, quistes o cáncer de mama. En este sentido, los estudios demuestran que aquellas mujeres que llevan prótesis no presentan más casos de esta enfermedad que las otras. De igual manera, la mamoplastia no dificulta las pruebas médicas como mamografías o cualquier otro tipo de revisión, tan solo acuérdate de informar al especialista que llevas puesto unos implantes.
Para evitar cualquier peligro después de la operación es recomendable pasar 24 horas en la clínica para estar totalmente controlada. De lo contrario, cualquier contratiempo no podría ser diagnosticado a tiempo y tratado eficazmente por nuestros especialistas.
Los implantes de pecho pueden necesitar más de una intervención para ser colocados y en ocasiones no duran toda la vida. Por tanto es posible que las pacientes tengan que realizar cirugías adicionales que no estaban planeadas, para así solucionar problemas estéticos o cualquier peligro que surja para la salud.
Muchos de los cambios realizados en los pechos son irreversibles y algunas complicaciones, como la aparición de una contractura capsular, podrían provocar que su capacidad para amamantar se viera reducida. Si tienes alguna duda lo mejor es que preguntes a tu especialista sobre cualquier peligro derivado de esta intervención.
Hace 20 años las prótesis de mama que se colocaban en las pacientes eran monolaminares, es decir, que tenían una sola cubierta y esto provocaba que tuvieran que cambiarse pasados 15 años. A día de hoy los implantes que se utilizan están fabricados con carias capas de silicona texturada de gel que son mucho más resistentes que los anteriores y pueden durar toda la vida.
En estas nuevas prótesis sin embargo siguen apareciendo casos de contractura capsular, que se dan por un exceso de tejido que se crea alrededor de los implantes, disminuyendo el espacio disponible para los mismos y en algunas casos provocando su desplazamiento. Para solucionar este problema, cuyas causas se desconocen en la actualidad, se pueden tomar dos medidas muy eficaces.
La primera consiste en realizar drenajes linfáticos de forma manual mediante masajes, algo especialmente aconsejable para los días posteriores a la operación. La segunda la tenemos en la elección de la prótesis, ya que los modelos que presentan rugosidad o textura se fijan mejor a los tejidos que los lisos y previenen que la línea capsular se vuelva demasiada gruesa.
Todas las pacientes a la hora de realizarse un aumento de senos se hacen una serie de preguntas fundamentales a la hora de interesarse por dicha operación.
Una cirugía de aumento de mamas, ha de tomarse con total seguridad y convencimiento, con lo que será muy importante, que en todo momento, tengamos la información precisa y veraz de todas nuestras dudas. Por todo esto queremos dejar una serie de respuestas y soluciones a las preguntas mas comunes de nuestras usuarias. Como siempre desde TodoEstetica.com queremos recordar, que esta información en ningún caso va a remplazar la de su médico especialista.
La hipoplasia es un desarrollo insuficiente de las mamas y esto provoca que el volumen de los senos no guarde armonía con la silueta del paciente.
Puede ser primaria, típica de la pubertad o secundaria, a raíz de un embarazo o pérdida de peso importante. Por norma general, la hipoplasia surge de forma aislada o bien asociada a una caída de las glándulas mamarias, lo que se denomina ptosis, y a un estiramiento de la piel.
Como en cualquier otro tipo de intervención quirúrgica, existen una serie de riesgos asociados a toda operación de aumento de pecho. Lo mejor es que preguntes al especialista cualquier duda que tengas sobre el tema, para que así puedas acudir sin preocupaciones el día de la operación.
Además de los riesgos propios de esta intervención, que son muy bajos, también pueden existir complicaciones derivadas de los implantes mamarios, siendo lo más habitual que las prótesis de solución salina pierdan parte de su contenido. Por su parte, las que están rellenas con suero fisiológico se pueden desinflar transcurridos unos meses, aunque en muchos casos permanecen en perfectas condiciones pasados diez años o más desde la operación.
Es imposible precisar el tiempo exacto, pero las roturas por lo general aparecen debido a un fuerte golpe o por el desgaste. El resultado en cualquier caso es el mismo: el contenido de la prótesis sale de la bolsa y entra en contacto con el organismo, que lo reabsorberá sin ningún tipo de problema para la salud ni efectos secundarios.
Para una mejor cicatrización es aconsejable no tomar el sol al menos durante dos meses tras la intervención y debes seguir en todo momento los consejos de tu cirujano con respecto al periodo de reposo que necesitas antes de reincorporarte al trabajo, hacer deporte o tener sexo, así como cualquier otro tipo de tratamiento como los drenajes manuales, que se llevan a cabo a través de masajes.
Aunque no hay una edad mínima para realizar una mamoplastia existen varios motivos que aconsejan esperar hasta los 18 años. El primero es que esta intervención debe hacerse sobre una mujer que tenga sus pechos totalmente desarrollados y a veces en la adolescencia observamos casos de crecimiento mamario tardío, que pondrán en entredicho los resultados estéticos de la operación.
El segundo y no menos importante es que todo cambio en el cuerpo necesita ir acompañado por una madurez que sea capaz de aceptarlo. Y aunque llegar a la mayoría de edad no es ninguna garantía de ello, por norma general las pacientes que tienen mas de 18 años saben mucho mejor lo que quieren y no basan sus decisiones en complejos u opiniones ajenas a la hora de realizarse un aumento mamario.
No pasa nada porque tengas el periodo durante una mamoplastia de aumento, ya que no interfiere ni en la operación en sí; ni en la recuperación posterior. Puedes acudir a la clínica con tu tampón o el método que uses sin problemas, pero tendrás que quitártelo antes de entrar al quirófano ya que en éste solo se pueden introducir elementos esterilizados.
En la mamoplastia de aumento, los implantes se introducen mediante unas incisiones que se realizan generalmente en el pecho. Pese a ser pequeñas y a estar realizadas en zonas estratégicas para ser disimuladas, dejan unas minúsculas cicatrices, que con el paso del tiempo, serán casi invisibles. Para conocer más acerca de estas cicatrices, será imprescindible tener en cuenta una serie de factores:
La localización va a depender de la vía de acceso de las bolsas. La parte inferior de la areola prácticamente no deja cicatriz a los pocos meses, gracias a unas cualidades de la zona inmejorables
Otras formas de insertar las prótesis son la axila o el surco de las mamas, que tienen un período algo mayor de cicatrización, pero en ambas ocasiones, permanecerán ocultas con el tiempo.
El tamaño y forma de estas cicatrices van a depender en gran medida, además de la experiencia del cirujano que nos opere, de nuestro propio cuerpo hacia el elemento externo que se ha introducido en él. La respuesta de nuestra piel, será clave y eso dependerá de cada paciente y de sus circunstancias personales ( edad, si fuma o no etc)
¿Voy a recuperar totalmente la apariencia de mi piel? Si, no has de preocuparte ya que tras el aumento de senos , la regeneración de los tejidos es de un 80% con lo que prácticamente, recupera toda su apariencia inicial.
Existen algunos elementos que pueden ser negativos con respecto al proceso de cicatrización posterior a una operación de mamoplastia de aumento de pecho , como por ejemplo la edad, que influye decisivamente en la capacidad de nuestro organismo para recuperarse de las heridas y que disminuye con el tiempo.
Otro factor importante son las enfermedades de la paciente, ya que algunos tipos de diabetes, insuficiencia arterial o hipotiroidismo van a propiciar que las cicatrices tarden más de lo normal en curarse. En idéntica posición se encuentra las mujeres que se someten a sesiones de quimioterapia y radioterapia.
Algunos malos hábitos, como el tabaco y el alcohol van a afectar a la circulación de la sangre y pueden producir vasoconstricción e hipertensión que alargan el tiempo de recuperación, provocando además que se den una serie de reacciones imprevistas en la dermis. Las mujeres que ya tenían cicatrices previas en la zona también van a encontrar una mayor dificultad.
En ocasiones, nuestro organismo puede reaccionar mal ante la presencia de los implantes o tener una respuesta distinta de lo esperado ante el tratamiento, algo que se conoce como cicatrización hipertrófica. Sin embargo, debes saber que a día de hoy existen tratamientos muy eficaces y específicos para solucionar todo este tipo de problemas.
Aunque pasadas unas horas desde la intervención de aumento de pecho la paciente puede salir de la clínica por su propio pie se aconseja que al menos permanezca 24 horas ingresada, para así poder seguir la evolución de la mamoplastia y actuar a tiempo si surgiera cualquier tipo de complicación.
Durante un aumento de senos pueden ocasionarse hematomas, pero es algo poco frecuente debido al uso continuo de drenajes. En cuanto a las infecciones, también son excepcionales pero a veces la herida o el propio material de quirófano producen este problema, que se trata con antibióticos hasta su desaparición.
Es la principal complicación que podemos encontrar en una operación de aumento de mamas, que mucho menos frecuente cuando la prótesis se coloca en el plano submuscular. Se produce por el rechazo del organismo hacia el propio implante, lo que ocasiona un ensanchamiento de la cicatriz, molestias y en casos extremos un desplazamiento de la bolsa.
La contractura capsular se trata primero con masajes y si éstos no son eficaces se recurren a otras técnicas, como los ultrasonidos, con el objetivo de ablandar estos grumos tan antiestéticos. Como último recurso nos queda la capsulotomia abierta, una intervención que se realiza con ayuda de anestesia local y sedación y que consiste en una pequeña incisión para eliminar esta cápsula y volver a colocar la prótesis en su sitio.
De ninguna manera. Lo que sí puede ocurrir es que las prótesis que están rellenas con suero fisiológico sufran alguna variación en su volumen debido a los cambios de presión. Sin embargo, si los implantes son de silicona no hay ningún problema.
Esto depende de muchos factores, de las características del propio paciente y de si surge o no alguna complicación durante la intervención, pero normalmente suele durar en torno a 2 horas.
A día de hoy la anestesia general tiene unos índices de seguridad muy altos en pacientes que están en condiciones óptimas de salud. En la clínica de aumento de senos que escoja para su operación, habrán de disponer de los mejores anestesiólogos con años de experiencia, que analizarán tu caso antes de la intervención teniendo en cuenta todas las pruebas, analíticas y electrocardiogramas que te realizaron en el preoperatorio.
Esto nos permite seleccionar a todos los candidatos aptos para la cirugía, ya que solo aquellos que no tienen ningún tipo de enfermedad grave pueden ser elegidos, lo que supone una enorme garantía de seguridad de las pacientes. Aun así, si surgiera algún imprevisto, las clínicas cuentan con todos los medios para actuar al instante, como médicos de guardia o sala de UVI.
Todas estas precauciones tienen como objetivo limitar los riegos de este procedimiento, por lo que podemos afirmar que la anestesia general es un proceso seguro al que no hay que tener ningún miedo.
Años de experiencia y miles de ensayos clínicos han demostrado que la intervención de aumento de pechos a través del surco mamario conlleva toda una serie de ventajas, como por ejemplo un menor riesgo de infección y de sufrir una contractura capsular a largo plazo. Las pacientes también afirman que no sienten pérdida de sensibilidad en los pezones, algo que en ocasiones ocurre cuando la incisión se realiza en la areola.
En general, el proceso de recuperación es muy similar a otros métodos, pero hay menos riesgos de que se produzcan cicatrices internas en las glándulas mamarias y ningún problema para dar el pecho si en el futuro la paciente queda embarazada.
No es aconsejable realizar una mamoplastiajusto después de dar a luz o cuando la paciente se encuentra en período de lactancia, ya que existe un mayor riesgo de contraer infecciones y además la forma del pecho puede cambiar significativamente cuando pasa la inflamación propia de la maternidad.
En el caso de que no vayas a amamantar a tu bebé, deberías esperar al menos 6 meses transcurrido el parto. Es un periodo de tiempo razonable para que tu cuerpo pueda volver a recuperar la normalidad en un sentido estético y también funcional. En general, apresurarse con este tipo de decisiones no es buena idea y suele ser mejor tomarse el tiempo necesario para que luego el resultado satisfaga nuestras expectativas.
Hice un tratamiento con la doctora Natália Cordova para mejorar la mirada que las tenía muy cansadas por las ojeras y me ha encantado lo resultado!! Me siento muy mejor, con la mirada más joven y descansada! Eso de verdad mejora mucho la auto estima, muchas gracias! Además todo el tratamiento en la clínica fue muy bueno y me sentí muy segura durante el proceso!