Los pacientes que se someten a tratamiento médico para controlar el glaucoma, una enfermedad que afecta la salud de los ojos y puede llevar a una pérdida de visión, a menudo se enfrentan con efectos secundarios cosméticos inesperados. Los colirios utilizados para esta afección, especialmente aquellos que pertenecen al grupo de los análogos de las prostaglandinas, pueden provocar oscurecimiento de la piel alrededor de los ojos y un crecimiento anormal de pestañas, entre otros.
Esta discoloración de la piel es una condición que puede resultar molesta y perturbadora para el bienestar emocional del paciente, ya que suele ser difícil de ocultar con maquillaje convencional. Aunque en algunos casos los cambios son sutiles, pueden llegar a ser bastante pronunciados para algunos individuos, dependiendo de la sensibilidad de su piel y la duración del tratamiento.
La Academia Americana de Oftalmología sugiere que el primer paso es conversar con un especialista antes de tomar la decisión de detener el uso del medicamento. El oftalmólogo puede ofrecer alternativas o ajustar la dosis para minimizar estos efectos sin comprometer el tratamiento del glaucoma, que sigue siendo la prioridad principal.
A pesar de que la salud ocular no debe ser comprometida, existen vías para lidiar con el aspecto estético que no deben ser ignoradas. Los especialistas en dermatología y cuidado de la piel pueden asesorar sobre productos específicos que pueden ser seguros y eficaces para utilizar en la delicada área periorbital. Además, existen técnicas avanzadas de maquillaje, y en algunos casos, la consulta con un esteticista o maquillador profesional podría proporcionar nuevas estrategias para disimular la hiperpigmentación ocasionada por los medicamentos.
En situaciones donde el cambio en la pigmentación es profundo o el paciente considera que afecta significativamente su calidad de vida, puede discutirse la posibilidad de tratamientos dermatológicos más avanzados como láseres o terapias de luz, siempre y cuando no interfieran con el tratamiento del glaucoma y bajo la adecuada supervisión médica. Es importante señalar que cualquier consideración sobre interrumpir o cambiar un medicamento debe ser cuidadosamente evaluada por el oftalmólogo tratante.
La discusión abierta con el proveedor de salud visual es esencial, y la búsqueda de una segunda opinión siempre es una opción válida cuando se trata de efectos secundarios que impactan la vida diaria del paciente. La atención integral que considera todos los aspectos de la salud del paciente, no solo la física sino también la emocional y social, es fundamental para el manejo efectivo del glaucoma y de cualquier afección crónica.
Se recomienda a los pacientes estar bien informados sobre los posibles efectos secundarios antes de iniciar un nuevo tratamiento y participar activamente en las decisiones de salud relacionadas con su visión. La comunicación abierta con los profesionales de la salud contribuye a un manejo óptimo del cuidado de la vista y apoya el bienestar general del individuo.
Fuente: www.aao.org
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