Auge del Estiramiento Facial con Plicatura SMAS: Evolución del Procedimiento y Perspectivas Actuales
El procedimiento conocido como estiramiento facial, o rhytidectomy, ha experimentado una notable evolución desde sus primeros días, cuando predominaba la simple remoción de piel. Con el transcurso del tiempo, especialistas y cirujanos han desarrollado técnicas avanzadas que se sumergen en las profundidades de la estructura facial, llevando a cabo intervenciones más allá de la simple excisión cutánea.
Una de las técnicas que ha cobrado protagonismo es la plicatura del Sistema Musculoaponeurótico Superficial (SMAS), la cual ofrece una alternativa confiable y segura para rejuvenecer la parte inferior de la cara y el cuello. Esta técnica se ha adaptado no solo para abordar las necesidades particulares de la anatomía del paciente sino también para minimizar el potencial de complicaciones en comparación con procedimientos más invasivos.
El enfoque moderno del estiramiento facial no se limita a la piel. La comprensión de que el manejo de las capas más profundas de tejido resulta crucial para lograr cambios significativos ha llevado a la integración de técnicas complementarias como las suturas permanentes o no permanentes, las terapias con hilos y diversos avances tecnológicos para mejorar la textura superficial de la piel y estimular la producción de colágeno.
El uso de radiofrecuencia y ultrasonido forma parte de los tratamientos no invasivos que, aunque efectivos en algunos aspectos de la remodelación del colágeno y el apretamiento de las fibras septales, no reemplazan directamente el efecto de tensión del SMAS. Esto resalta la importancia del abordaje quirúrgico para resultados más significativos y duraderos.
Es relevante también comprender los motivos psicosociales que llevan a los pacientes a buscar un rejuvenecimiento facial. En ese sentido, es primordial establecer expectativas realistas y comprender la motivación para someterse a una cirugía, lo cual es clave para el éxito del procedimiento.
A nivel estadístico, según datos proporcionados por instituciones especializadas, el número de estiramientos faciales ha aumentado en comparación con años anteriores, evidenciando la tendencia creciente por parte de los pacientes de someterse a técnicas de rejuvenecimiento.
El abordaje de SMAS -utilizando estrategias como plicaturas, exéresis o ambos- ha proporcionado a los cirujanos una serie de herramientas versátiles para atacar el envejecimiento facial. Estas intervenciones pueden ayudar a revertir los efectos de la gravedad y la pérdida de soporte subcutáneo, proporcionando resultados estéticamente agradables. Además, las técnicas de SMAS ofrecen soluciones a pacientes con problemas particulares como la parálisis facial, por ejemplo, en casos de parálisis de Bell severa y persistente.
En cuanto a los pacientes que pueden beneficiarse de un estiramiento facial, estos pueden encontrarse en una amplia gama de edades, aunque el rango habitual va desde finales de la quinta década de vida hasta finales de la séptima. Los cambios en la piel y la estructura subyacente, como la absorción de la almohadilla de grasa bucal y el adelgazamiento o reabsorción del cráneo, son factores a considerar para personalizar la técnica quirúrgica y lograr la mejoría deseada.
Las contraindicaciones para el procedimiento incluyen a pacientes con hábitos como el tabaquismo, que puede comprometer el suministro de sangre a la piel y los tejidos, así como a aquellos con enfermedades del colágeno, trastornos de la coagulación, diabetes y otros factores que puedan afectar la cicatrización.
Si bien la técnica de plicatura SMAS es segura para la mayoría de los pacientes, como con cualquier procedimiento quirúrgico, la seguridad del paciente debe ser una prioridad. Deben considerarse múltiples factores, como el ángulo cervical del paciente y la presencia de retrognatia, para personalizar el procedimiento o acompañarlo con tratamientos adicionales para obtener los resultados óptimos.
Finalmente, la plicatura SMAS, al igual que otras técnicas de estiramiento facial, promete mejoras significativas en el contorno del cuello y la línea de la mandíbula, pero no elimina todas las arrugas ni mejora la discromía de la piel. Dichas limitaciones deben ser comunicadas y discutidas abiertamente con los pacientes para establecer expectativas realistas y alcanzar los mejores resultados posibles.
Fuente: emedicine.medscape.com
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