Dieta y Cáncer de Hígado: Guía de Alimentación para Reducir Riesgos y Favorecer el Tratamiento
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El cáncer de hígado es una enfermedad grave que puede verse influenciada por diversos factores, incluyendo la alimentación. Una dieta equilibrada y la elección adecuada de alimentos puede ser un factor clave tanto en la reducción del riesgo de desarrollar esta enfermedad como en el apoyo al tratamiento y recuperación de los pacientes diagnosticados.
Según especialistas, no existe una dieta exclusiva para el cáncer de hígado, sin embargo, algunas recomendaciones nutricionales pueden promover la salud hepática y mejorar la calidad de vida de los afectados. Se sugiere una alimentación rica en granos enteros, legumbres, frutas y verduras, mientras que se recomienda limitar el consumo de carnes rojas y procesadas por su posible conexión con el aumento de riesgo de hepatopatías.
En el caso de pacientes con carcinoma hepatocelular (CHC), la forma más común de cáncer de hígado en adultos, se debe prestar especial atención a la nutrición debido a la aparición frecuente de malnutrición por alteraciones en el apetito y en la absorción de nutrientes.
Las verduras crucíferas y las legumbres figuran entre los alimentos más aconsejables gracias a su alto contenido en fibra y nutrientes esenciales que pueden contribuir a la prevención de este tipo de cáncer. Asimismo, el consumo de pescados ricos en ácidos grasos poliinsaturados omega-3 se ha relacionado con una disminución en el riesgo de desarrollo de hepatocarcinoma.
Por otro lado, algunos estudios advierten sobre el riesgo que representan las aflatoxinas, presentes en ciertos cultivos como el maíz y los frutos secos contaminados. La ingestión de estas sustancias puede elevar el riesgo de cáncer hepático. La moderación en el consumo de carne roja, especialmente si es procesada, también se sugiere debido a su asociación con un mayor riesgo de desarrollo de enfermedades hepáticas.
Es de vital importancia el consejo médico profesional para adaptar la dieta a las necesidades individuales de cada paciente. En el contexto de tratamientos como la quimioterapia, una ingesta suficiente de proteínas y calorías es crucial, pues a veces el apetito disminuye como efecto secundario del tratamiento. En estas situaciones, se pueden introducir en la dieta bocadillos altos en proteínas y calorías que faciliten la correcta nutrición.
Las recomendaciones después de una cirugía enfatizan la importancia de continuar con una alimentación saludable y balanceada, sumada al consumo reducido o nulo de alcohol para favorecer la recuperación y disminuir la mortalidad asociada a enfermedades crónicas del hígado.
Es esencial destacar que ninguna dieta puede suplantar el tratamiento médico profesional; sin embargo, una buena elección en la alimentación puede contribuir sustancialmente al manejo de la enfermedad.
Fuente: www.medicalnewstoday.com
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